Aduanas, apps de citas y juego online
Cada vez son más los servicios públicos para los que se requiere pedir cita para ser debidamente atendidos. Entiendo que esta situación podría ser recomendable para ciertos trámites básicos y de información general (siempre que no estén todos teletrabajando), pero la agilidad de nuestro sistema aduanero corre el riesgo de convertirse en un desastre. Así lo hemos denunciado desde la federación de transitarios y representantes aduaneros de Feteia ante el ministerio de Hacienda porque el sistema que se nos impone es lo más parecido a las apps de citas, en las que no es oro todo lo que reluce, y en las que el final feliz acostumbra a ser una utopía.
No pueden tratarse igual las operativas de comercio internacional y los restantes expedientes tributarios
Hemos pedido formalmente a la secretaría de Estado de Hacienda que recapacite, dado que resulta evidente que este sistema no funciona en nuestro sector. Asemejar el proceso de citas de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) a Aduanas no tiene sentido. Nosotros tratamos con mercancías que requieren de actuaciones inmediatas para agilizar el comercio. No pueden tratarse del mismo modo los trámites e incidencias derivados de la operativa de comercio internacional y los restantes expedientes tributarios de personas y/o sociedades.
Como ejemplo concreto de los problemas generados y de la necesidad de cambio podría destacar que en ciertas aduanas el sistema limita las solicitudes de cita previa a una al día, estando esta cita limitada a un único expediente (a una incidencia por declaración aduanera para ser más concreto). Hasta que no ha tenido lugar la cita, el representante aduanero no puede pedir otra.
El representante aduanero sólo puede pedir cita previa para un cliente y para un expediente de ese cliente
Fíjense en la locura a la que nos vemos obligados: el representante aduanero sólo puede pedir cita para un cliente y para un expediente de ese cliente. Teniendo en cuenta que prestamos servicios a una diversidad de clientes y que gestionamos decenas o centenares de expedientes al día, se nos obliga a elegir el cliente “afortunado” cuyo expediente es el elegido para esa cita. Quizás deberíamos trabajar también con una app de juego online para seleccionar el cliente afortunado… ¡Bingo!
Desde Feteia-Oltra llevamos mucho tiempo alertando a las autoridades de los enormes perjuicios generados por esta práctica que no tiene sentido alguno para esta actividad y, en paralelo, ofreciendo alternativas que traten de paliar la falta de atención personal. Días atrás nuestros colegas transitarios y representantes aduaneros de Madrid (Ateia Madrid) hacían pública su queja por la imposición de la cita previa para las gestiones relativas a los despachos aduaneros en el aeropuerto de Barajas, queja que suscriben todas las Ateias restantes que conforman nuestra asociación, en el marco del informe sobre la situación de los Puestos de Control Fronterizo, que está elaborando nuestra comisión de Aduanas y que pronto verá la luz. Puedo afirmar con rotundidad que la pérdida de relación con la Administración es una de las cuestiones que más preocupa al colectivo.
La pérdida de relación con la Administración es uno de los temas que más preocupa a transitarios y aduaneros
Para encontrar una solución deberíamos poner en valor dos cuestiones esenciales: la primera es que, tal y como establece el Código Aduanero de la Unión (CAU), la Aduana tiene la misión de facilitar el comercio legítimo. La segunda es que la Administración está al servicio de los ciudadanos.
Es necesario, por tanto, que la Administración entienda que no puede ser un obstáculo al correcto desarrollo de los procesos aduaneros, sino que debe ser el principal promotor para lograr agilidad en los mismos. Los representantes aduaneros somos colaboradores necesarios de la Administración para la correcta ejecución de sus obligaciones, pero esto es una calle de doble sentido, por lo que es imprescindible que desde el ámbito público se preste servicio a las empresas y colabore de manera proactiva.
Enric Ticó